La catedral de Sevilla es uno de los templos más grandes de la cristiandad -solo superado en extensión por San Pedro del Vaticano y San Pablo de Londres-, haciendo buena la leyenda que afirma que en 1401 hubo un acuerdo del cabildo catedralicio en que los canónigos quisieron dejar constancia de la grandeza de la obra que acometían señalando que se construyera una Iglesia tal y tan grande que los que la vieren labrada nos tomen por locos.

En una de sus capillas se encuentra uno con la tumba de Cristóbal Colón, cuyos restos mortales llegaron allí en el año 1899, casi cuatrocientos años después de que el descubridor de América falleciera y, tras una larga peregrinación.

Cristóbal Colón falleció el 20 de mayo de 1506 en Valladolid, donde recibió sepultura. Pero tres años más tarde, en abril de 1509, por indicación de su hijo Diego, fueron llevados a Sevilla para ser depositados en el Monasterio de Santa María de las Cuevas, conocido como la Cartuja de Sevilla.

Es probable que en esa decisión influyera el hecho de que Colón sentía un gran afecto por ese lugar. Sin embargo, años, más tarde, sin que se pueda fijar la fecha con exactitud, posiblemente en 1536 (se apunta como posible que fuera unos años después), fueron llevados desde Sevilla hasta Santo Domingo y en su catedral estuvieron hasta finales de siglo XVIII en que sufrieron un nuevo traslado, como consecuencia de la firma de la paz de Basilea (1795) por la que España cedía a Francia La Española, que posteriormente quedaría dividida en Haití y la República Dominicana. Los españoles, al abandonar Santo Domingo, se llevaron los restos de Colón a La Habana, donde fueron nuevamente enterrados. No obstante, si se visita Santo Domingo, le explicarán que en su catedral se encuentran los restos mortales del descubridor de América. En La Habana permanecieron durante algo más de un siglo, mientras la isla de Cuba perteneció a España.

Tras la paz de París, Cuba conseguía la independencia, los españoles se hicieron nuevamente cargo de los restos de Colón que volvieron a cruzar el Atlántico y se trajeron de nuevo a España. Su destino, no pudo ser la Cartuja de donde habían salido hacía más de cuatro siglos. El convento había sido desamortizado en 1836 y adquirido por el comerciante inglés Charles Pickman y convirtió el monasterio en una fábrica de loza. Fueron llevados a la catedral de Sevilla, que es donde se encuentran en la actualidad.

Cuando Colón murió en Valladolid el funeral se celebró en la iglesia de Santa María de la Antigua, pero sus restos mortales fueron enterrados en una capilla del hoy desaparecido convento de San Francisco, uno de los tres grandes monasterios con que contó Valladolid, junto al de San Benito el Real, vinculado a la orden benedictina y el de San Pablo, ligado a los dominicos. El cadáver del descubridor quedó en una capilla perteneciente a los condes de Cabra, que se conocía con el nombre de capilla de las Maravillas. Por entonces era conde de Cabra don Diego Fernández de Córdoba y Mendoza.

(Publicada en ABC Córdoba el viernes 10 de marzo de 2023 en esta dirección)

Imagen: Wikimedia

One Response to La primera tumba de Colón | JoséCalvoPoyato
  1. Pobre hombre al que tuvieron más de cuatro siglos dando vueltas.


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